Los alrededor de medio millón de caballos de pura sangre que hay actualmente en el mundo, descienden de un grupo de tan sólo 28 animales llevados a las islas británicas hace 300 años.
Esa pequeña elite caballar es la fuente de todo el ADN de los actuales caballos de carreras, y sólo 80 individuos contribuyeron al 80 por ciento del patrimonio genético de los pura sangre actuales. Esa es la conclusión a la que han llegado los científicos en un estudio llevado a cabo por el Trinity College, de Dublín y del que da cuenta hoy el diario británico The Times.
Cada pura sangre macho actual tiene un cromosoma Y, parte del código genético transmitido exclusivamente de padre a hijo, que se originó en uno de tres sementales realmente excepcionales.
El «linaje» de un 95 por ciento de los pura sangre machos puede rastrearse hasta un semental llamado “Darley Arabian”, al que dio su nombre James Darley, cónsul británico en Aleppo (Siria), que lo envió a Gran Bretaña a comienzos del siglo XVIII. Otros dos caballos de la misma época, el Byerly Turk y el Goldophin Barb – constituyen el 5 por ciento restante de la diversidad genética de los pura sangre.
El excepcional grado de endogamia entre los caballos pura sangre ha aumentado al máximo la prestación atlética de los caballos de carrera, con la consecuencia de que las marcas en las principales competiciones hípicas británicas no se han mejorado prácticamente desde los años 20 del pasado siglo.
Muchos científicos creen que los mejores entre esos caballos de pura sangre han llegado casi al límite fisiológico de la especie, lo que se debe en parte a que los dedicados a su cría han seleccionado los genes que mejoran la velocidad, la resistencia, la capacidad pulmonar y la fuerza muscular.
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