Tratamiento terapéutico con caballos, desde 300 años antes de Cristo

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«Se sabe, a través de diversos escritos, que en la época de Cenofonte conocían los efectos beneficiosos para la salud del movimiento del caballo».

La presidenta de la Asociación de Equitación Terapéutica ‘Los tres castaños’, María Ernst, señaló que en el marco de los cursos de verano organizados por la Universidad Pablo de Olavide (UPO), que la hipoterapia o equitación terapéutica se remonta a 300 años a.C., 

En declaraciones a Europa Press, Ernst destacó que en la caballería prusiana, después de la Segunda Guerra Mundial, los mandos del ejército utilizaban el montar al paso del caballo sin montura para el tratamiento de soldados con contracturas, problemas digestivos o amputaciones, «pues este trabajo terapéutico sobre el caballo ayudaba a que desapareciera el dolor fantasma de los miembros amputados».

A este respecto, explicó que en la hipoterapia «hay que montar de forma que las piernas caigan por su propio peso desde la articulación de cadera, sentándonos de forma que la columna vertebral permanezca extendida y estabilizada en tanto que la pelvis se mueve”.

Según precisó, de esta forma «se perciben todas las oscilaciones del caballo, se activa la circulación de la sangre, se oxigena el cerebro, se hace ejercicio aeróbico, al tiempo que se fortalece la articulación de cadera, los músculos de la espalda, se trabajan las cervicales y las personas con falta de tono en las piernas, afectadas por poliomielitis o parálisis cerebral, mejoran su movilidad».

Igualmente, resaltó que el movimiento del paso del caballo «produce unas oscilaciones tridimensionales, bidimensionales, con efectos centrífugos y centrípetos de rotación, todo en un minuto. Todas esas oscilaciones dependen del tamaño del caballo pero suelen ser entre 90 y 110 oscilaciones por minuto, algo que no consigue ninguna máquina, fisioterapeuta o masajista», finalizó.

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