Marisela Manzanares
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Mi nombre es Marisela Manzanares Hernández, nací el 24 de Diciembre de 1970 tengo 37 años y mis padre son el mejor regalo de Dios, sus nombres son Pablo Manzanares Flores y Olga Hernández Méndez. Realicé estudios de Licenciatura en Diseño Gráfico y Comunicación Artística en la Universidad del Estado de México y en la Universidad Interamericana A. C. entre 1992 y 1998. He trabajado como catedrático en la Universidad Interamericana, e Instituto “LAMAD” con las siguientes materias: “Figura Humana I y II”, “Técnicas de Representación y Dibujo Natural”.
Actualmente trabajo dando cursos particulares de Técnicas Mixtas, Pintura al Óleo, Lápiz, Carbón, Acrílico y Pintura Textil.
Para mí el pintar caballos es una pasión que nació conmigo, aunque no tuve contacto directo con ellos ya que nací en la ciudad.
Desde que tengo memoria ya los admiraba, su estampa, su fuerza, su belleza, la nobleza reflejada en sus ojos que sólo podía contemplar en fotos, en fin, todo lo que sentía por ellos sólo podía expresarlo con un lápiz y un papel con los cuales trataba de acariciar su crin y cada fuerte músculo.
Cuando cambié mi lápiz por pincel aún podía admirarlos sólo en fotos, desde entonces su pelo, sus ojos me hacen pensar que sólo soy mala copista de la grandeza, la creatividad y el talento del Dios todo poderoso que los hizo con amor y nos los compartió, para hacernos sonreír y le agradezco esa oportunidad.
Al terminar un cuadro me gusta pensar que a las personas que comparten ese aprecio por estos animales también les gustará.
Desde muy pequeña, empecé a pintarlos, no recuerdo la edad, pienso que ni siquiera se podía ver en mis garabatos algo parecido a los caballos, pero recuerdo como si fuera desde siempre el deseo de conocer y acariciar el caballo de mis sueños.
Como a los 12 años me regalaros un libro de “Como Pintar Caballos” y comencé a observar su proporción y su expresión con más técnica, utilizando cualquier material de representación a mi alcance, incluso recuerdo haber utilizado pintura para zapatos, pintaba a todas horas, a veces en la escuela no salía al recreo sino que quedaba a dibujar, ha sido mi pasatiempo favorito.
Para mí estos animales son un hermoso regalo del creador, son un reflejo de nobleza, fuerza y belleza. No sólo son directamente útiles como pocos animales, también compañeros y amigos del hombre a través de los tiempos e inspiración de artistas y soñadores.
Sólo podría hablar de importancia sentimental, ya que no tengo una carrera profesional como pintora, más bien ha sido un pasatiempo del que me considero autodidacta y que de un año aproximadamente a la fecha se ha convertido en una profesión de tiempo completo, bajo esas circunstancias, mi obra más importante es un cuadro titulado libertad, representada por un caballo blanco corriendo libre por los prados a luz del atardecer.
Después de tanto tiempo de pintar sólo como pasatiempo he podido dedicarme a esto de tiempo completo y ha sido una gran satisfacción conocer a personas dedicadas y apasionadas de estos animales así como poder apreciar a los caballos tan cerca que he podido tocarlos todo lo que he querido.
Es menos de un año el que me he dedicado a pintar como profesión, no he tenido la oportunidad de realizar una exposición individual y solo he participado en un concurso en León, Guanajuato el año pasado en el cual tuve el honor de que los jueces me premiaran con el Primer Lugar.
Para mí lo que hago es una combinación entre pasión y trabajo, el Señor me ha prestado este talento y me ha guiado hasta hoy, porque es una bendición amar mi trabajo y además ser retribuida por ello, no siempre se da que trabajes en lo mas te gusta.
Mundo Equino 