Las sillas de montar

silla

La silla de montar inició hace muchos años como una manta o piel amarrada a los lomos del caballo, los griegos y los romanos realizaron sus conquistas con esta monta. Existe noticia de un edicto del Emperador Teodosio del año 350 antes de Cristo, en el cuál menciona que los correos debían llevar sillas, y que estas no debían de exceder los 27 kilogramos de peso. Así pues, no eran ligeras.

Por esas épocas, las tribus nómadas guerreras de los mongoles de las estepas, en Asia, para poder tener una mejor movilidad sobre los lomos del caballo le anexaron unos estribos, y así con el tiempo se fue modificando la manta que servía para sentarse sobre los lomos del caballo, convirtiéndose en lo que se conoce como silla o montura. Cada lugar tiene sus peculiaridades en cuanto a estas sillas, a continuación comentaremos algunas de las más conocidas en nuestro medio.

Con respecto a las sillas para mujer, se tiene el dato que la primera que se elaboró fue para Ana de Bohemia, esposa de Ricardo II, siendo muy parecida a la actual albarda inglesa. Había otras que se colocaban detrás de la silla del caballero para que la dama lo acompañara en sus cabalgatas.

En la actualidad existe una gran variedad de tipos de sillas de montar, las cuales están relacionadas con el tipo de monta, como pueden ser la de doma o alta escuela, el albardón en sus diversos tipos, las de endurance, o las de carreras, por ejemplo. Otras son el desarrollo de las necesidades de algún tipo de trabajo, como la silla militar, ya sea la francesa o la de McClellan; la charra en sus diversos estilos; la “western” o vaquera norte americana, originada de la silla chinaca mexicana; la australiana, en su variedad tipo albardón y algunas con cabeza tipo tejano; la vaquera española, la española, la lusitana, el tereque sudamericano de los llaneros colombianos y venezolanos, y el recaudo de los gauchos argentinos; la silla de los huasos o corraleros chilenos; la de los guardianes de la Camargue francesa; las sillas moriscas o árabes con su gran variedad según la familia, la región y el clan, y muchas otras más. Además, en algunos lugares la silla no sólo es una necesidad, sino un lujo el cuál esta de acuerdo con su grupo étnico, como sucede con las monturas de origen árabe y aún algunas de tipo charro y western.

De esta manera se realizará un pequeño estudio y descripción de algunas de las sillas de montar más utilizadas en el mundo, sirviéndonos de comparación histórica y etnográfica, pero siempre en relación con el animal que a través de la historia siempre ha estado junto al hombre, ya sea en sus viajes, sus conquistas, su vida cotidiana, su dominio sobre otras especies, sus diversiones y sus deportes.

Derivada de la silla española de la conquista, de corte francamente medieval, se modificó hasta tener una silla con una teja no muy alta y unos hombros no prominentes, cabeza de madera forrada de cuero que servía para detener el lazo: esta silla fue la silla llamada “Chinaca”, modificándose con el tiempo, haciendo la cabeza más grande para realizar faenas de lazo con mayor facilidad y menor riesgo. La última modificación del fuste mexicano la realizó, a fines del siglo XIX, el señor don Juan Zaldivar, dueño de la hacienda de Guadalupe en el actual Distrito Federal (los terrenos de esta hacienda dieron origen a la Colonia Guadalupe Inn), a través de algunos diseños de don Ernesto Icaza y Sánchez.

La silla mexicana se compone de fuste, el cuál es de madera dura (generalmente de árbol de Perú), forrado con pergamino llamado “retobo”, en la mayoría de los casos. Existen otros fustes con la madera labrada y barnizada, o con incrustaciones de plata. El fuste se compone de teja en su parte posterior, campana,  hombros y cabeza en la anterior, la cabeza de la silla puede ser plana como la Zaldivar, con discreta inclinación, de bola y media bola (de buche); el fuste esta unido a los bastos, que es el cuero que se encuentra hacia cada lado de los lomos del caballo, a través de los tientos. Puede ser de bastos cortos o largos, de cola de pato, cuadrados o redondos, pueden tener incluidas las cantinas, cuadradas o redondas. La silla se une a la cincha y al látigo a través de la contrarresta que se localiza en la parte baja de los hombros de la campana del fuste.

A través de los hombros la silla se une a la argolla a través del enrreatado, y de la argolla sale hacia atrás de la silla por ambos lados para darle mayor seguridad la contrarreata. En el lado de montar (izquierdo) de la argolla sale el contralátigo, que es la correa de cuero con la que se ajusta el fuste a la cincha; del lado de la garrocha (derecho) se encuentra el látigo, que es la correa de cuero que une la argolla con el cincho, y que se encuentra sin modificarlo al desensillar. En el tiento anterior derecho se sujeta una pieza de cuero llamada alza cincha, que es el sitio en donde se detiene el cinco para guardar la silla; en la parte posterior a la teja se encuentran los tientos saraperos, con los que se detiene el sarape, siempre con los flecos hacia la izquierda, para evitar que se enreden en las espuelas al ensillar, subir o bajarse del caballo, en uno de estos tientos se sujeta el cuartero, que es una pieza de cuero con broche donde se coloca la cuarta. De las tablas laterales del fuste se ajustan las arciones.

Las arciones sostienen los estribos. Estos constan de carretilla sitio en donde entran las arciones y se sujetan las paredes del estribo; el pie se apoya en el pie del estribo, actualmente los más usados son de tipo trapezoidal con la parte baja más ancha, existen también los de caja, que son con paredes rectangulares de aproximadamente 10 centímetros ancho, las paredes en estos estribos llevan trabajos de plata y hierro y son los que generalmente se utilizan en sillas de media gala y gala. Los estribos de tapadera son aun utilizados en sillas de trabajo, y son aquellas que tienen forma parecida a un zapato, en las sillas chinacas se utilizaban los estribos de “mitra”, que son aquellas de las cuales caen hacia abajo por la parte lateral y media largos triángulos de cuero, el nombre de mitra es debido al parecido con los tocados de los altos jerarcas de la iglesia.

En una silla con cantinas la reata va debajo de la cantina del lado izquierdo, mismo lado en el cual en casi todas las sillas va el cuartero, del cual pende la cuarta, la cual debe de hacer juego con los colores del sarape, la carona o mantilla, la rienda y el cabestro. Un compañero indispensable de una buena silla es un machete o espada del lado izquierdo, cuya vaina haga juego con el cuero de la silla. En las sillas de esqueleto o cola de pato, que son las que no tienen cantinas, la reata va del lado de montar en los tientos delanteros, y del lado de la garrocha se ata el cabestro, que se origina en el bozalillo, que debe de hacer juego con las riendas y los colores del sarape.

Las sillas mexicanas, según su forma, se clasifican también en de faena, lisas y de media gala, las chumitiadas y labradas, y de gala o gran gala, las pitiadas y las que tienes cabeza, teja, estribos y herraje de plata.

Dentro de la tradición charra, se acostumbra cubrir la cabeza y cuello del fuste con una turma de toro para darle más vista y residencia a la hora de lazar y amarrar a cabeza de silla y chorrear la reata para que “jumee”, es decir, salga humo por el quemado de la madera por el fuerte roce de la reata, “silla sin corbata, silla de sacristán”, como reza el viejo refrán.

En la tradición charra, la cabezada , las chaparreras, los correones de las espuelas, el cinturón y, si se lleva pistola la funda, deben de hacer juego con el color y adornos del cuero de la silla de montar, así como el freno, los herrajes y las espuelas deben de tener el mismo dibujo y metales, para hacer juego entre si. La rienda, la carona o mantilla, la cabezada y cabestro deben de hacer juego con el sarape, cuando todo esto se conjuga, se dice que “el caballo va bien vestido”.

¿Porqué es así la silla? Por que en su evolución se ha buscado que sea liviana pero resistente, que el caballo la acepte y que sea segura para las faenas campiranas, especialmente para lazar y amarrar a cabeza de silla, chorreando la reata, y evitando que se forme una “coca” que puede dejar al jinete sin pulgar. Obviamente parte de nuestra artesanía se ve reflejada en su composición; como es el chemiteado, el labrado, el pitado y las incrustaciones de metales, que hacen más lucidoras estas sillas y que su uso se reserva para situaciones importantes.

Existe la versión para damas, conocida como albarda, que tiene estribos de ambos lados pero en lugar de la gran cabeza de la silla charra, en el centro y hacia el lado izquierdo, se localizan los cuernos que han de sostener la pierna derecha y la rodilla izquierda. Esta silla es la que es usada por las Escaramuzas en las charreadas y se usa con traje de charra de faena, de gala o media gala y el de adelita, que es el más vistoso. En desfiles, la reina de las asociaciones y las damas charras usan esta silla con traje de gala, o gran gala. Nunca de etiqueta ya que este traje no se usa a caballo.

En las sillas de gala se acostumbra llevar los vaquerillos, que son largas pieles de chivo que por su parte de adentro tienen bolsa como si fueran cantinas, estos vaquerillos se denominan según su color como dorados, plateados o negros, y mantienen el brillo en el pelo del animal. Solamente conozco, por el relato de don Rafael Moreno Valle, que los vaquerillos de una de sus sillas son de piel de gorila.

Los estribos de las sillas charraras deben de ser de caja recta, generalmente anchos y haciendo juego con la silla cuando son forrados de piel o chumitiados, o con incrustaciones de plata o bordadas de pita, en las de gala, y si son sólo de metal deben de hacer juego con el herraje de la silla.

En el siglo XIX se utilizaba con mucha frecuencia la “anquera”, que es una pieza de cuero construida en forma de gajos para poder dale una forma semiesférica, y que cubre la grupa o ancas del caballo protegiéndolas de los matorrales y de las lesiones por el manejo del ganado vacuno.

En su borde inferior las “anqueras” llevan ruidos o coscojos, lo cuál alegra el paso del caballo. Esta “anquera” va sujeta a la silla a través de los tientos posteriores, y en la actualidad se utiliza para quitarles lo “rabioso” al caballo, es decir, que mueva continuamente la cola, además de mejorar el paso de la cabalgadura y hacer que al caminar el caballo meta los cuartos traseros, haciéndole un paso más elegante; también se sigue usando para proteger al caballo de zarzales y cornadas. Las anqueras pueden ser lisas, repujadas o bordadas, y los coscojos pueden ser de hierro o de plata, lo que las hace sumamente sonoras. La anquera era una pieza indispensable en las sillas de los chinacos.

En la actualidad se han modificado algunas de estas sillas, utilizando cincho barriguero como las tejanas, lo que brinda más sujeción a la silla cuando se laza y se amarra a cabeza de silla, ya que en ocasiones se levanta la parte trasera de la silla con el jalón del ganado.

En Guatemala se utiliza una silla muy parecida a la silla mexicana, con fuste de madera con cabeza plana, pero guarda parecido con el antiguo fuste chinaco, con inclinación de casi 45 grados en la cabeza de la silla, el cueraje es idéntico al de la silla charra.

Un pensamiento en “Las sillas de montar

  1. Hola amigos caballistas : Gusto de todo lo relacionado con el caballos en General , soy chileno y huaso por herencia familiar y por desicion y me gusta aprender de lo que no tengo cerca en materia de caballos , lo de Chile lo conozco y muy bien
    .Me parecio muy buena la descripcion que hacen de la montura charra en palabras pero tengo un problema por que nuestros vocabularios no son exactamente iguales , entonces quiero pedirles de ser posible la misma descripcion pero con fotografias o dibujos explicando » en cuerpo » que son bastos , cantinas , campanas , etc . creo que es muy posible que a los mismos elementos les tengamos un nombre distinto en cada pais .
    Me gustaria una ampliacion del termino chinaco con imagenes .Agradecido de antemano les envio un fuerte abrazo de Huaso Charro .
    Saludos .

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