El instinto de huída en el caballo

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C. Francisco Ramirez Kohler.

Cortesía de Caballo.tv

De los animales domésticos comunes, el caballo es el único cuya principal herramienta de sobrevivencia es la huída.

Un examen básico de la anatomía de cada especie nos revela cuál es su principal herramienta de defensa: los caninos se defienden del peligro utilizando sus dientes; además de los dientes, los felinos también aprovechan sus garras retráctiles. En el caso del ganado bovino, los ovinos y los caprinos, tanto los machos como las hembras poseen cuernos, los que nos indica que éstos constituyen su principal arma de defensa; por el contrario, en la mayoría de las especies de venados, únicamente los machos desarrollan astas, y sólo por una temporada del año (época de celo), lo cual nos indica que éstos son utilizados para competir con otros machos de la misma especie por territorio y hembras. En los venados, como en el caballo, la huída constituye también en el principal mecanismo de sobrevivencia.

Los colmillos del jabalí, el cuerno del rinoceronte, las características anatómicas del zorrillo, puercoespín, armadillo y tortuga, nos revelan la principal herramienta de defensa de cada especie.

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El caballo desciende del Eohippus, un pequeño animal con extremidades provistas de dedos que habitaba en los pantanos. Con el tiempo, dichos pantanos se fueron secando, cediendo espacio a praderas y sabanas, lo cual originó que el caballo, para sobrevivir, se adaptara a ese medio ambiente huyendo de sus depredadores (felinos y caninos), aumentando su tamaño, perdiendo los dedos de sus extremidades para lograr una mayor velocidad y sufriendo otras modificaciones hasta convertirse en el caballo actual.

El instinto de huída del caballo es el responsable de la alta incidencia de accidentes, tanto para el hombre como para el caballo mismo en el medio ambiente doméstico. Ésta es la razón por la que el caballo puede ser difícil de manejar y se requiera habilidad y conocimiento para hacerlo. Es también la razón por la cual frecuentemente pensamos que el caballo es “tonto”, sin embargo, gracias a la huída, el caballo sobrevivió en un medio ambiente hostil de espacios abiertos y con disponibilidad de zacate; no en un medio lleno de cercos, caballerizas, corrales, remolques y caminos pavimentados.

No deja de ser sorprendente la capacidad de esta especie de adaptarse tan eficazmente a las exigencias de la vida doméstica impuestas por el hombre, quien, por cierto, ancestralmente fue uno de sus principales depredadores.

La huída, que puede ser tan problemática, constituye también la razón gracias a la cual el caballo es tan útil para nosotros. Al encauzar, dirigir y modular este instinto de huída, el hombre ha logrado aprovechar esta especie para las más diversas tareas.

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Cuando manejamos otras especies de equinos, comúnmente cometemos el error de considerar que los principios y métodos utilizados con los caballos son adecuados para estas; sin embargo, esto no es necesariamente cierto. El burro y la mula son parecidos al caballo en muchos sentidos; no obstante, como ya se mencionó, el caballo evolucionó en pastizales que anteriormente fueron pantanos y gradualmente se secaron. Su aparato digestivo se adaptó (por lo menos parcialmente) para pasar de una alimentación consistente en plantas suculentas a otra basada en gramíneas y pastos secos; creció en talla; aumentó su velocidad, sus dedos múltiples evolucionaron a un solo dedo rígido, más eficiente para la carrera en el pasto; su instinto de huída se agudizó y su tiempo de respuesta se redujo.

El burro, por otro lado, se adaptó a un medio ambiente más árido, y frecuentemente más abrupto (quebrado) y pedregoso. Se adecuó a vivir en lugares de escaso forraje, soportando altas temperaturas, conservando la humedad y viajando largas distancias en busca de agua y alimento. También se hizo mucho menos huidizo que el caballo, pues en el tipo de terreno en que se desarrolló la mayoría de las especies de asnos una huída a ciegas podría ser desastrosa. Por lo tanto, estos animales, ante un peligro, toman una decisión antes de actuar: pueden correr como un caballo, pueden atacar o simplemente pueden quedarse quietos para pasar desapercibidos, rehusando a moverse hasta analizar la situación y decidir la mejor respuesta. En el caso de la mula, como híbrido, puede tomar tanto el comportamiento del caballo, como el del burro.

 

Bibliografía

Miller, R. M. 1999. Understanding the Ancient Secrets of the Horse’s Mind. Rusell Meerdink Co. Ltd. USA.

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