Temperamento en los Caballos

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A menudo se suele pensar que los seres humanos poseemos características que los animales no tienen, tales como el carácter y el temperamento; en este caso los caballos cuentan con estos dos rasgos que a menudo son confundidos, tanto por entrenadores, como por jinetes. Sirva entonces este artículo para aclarar el tema.

Muchos jinetes sienten una confusión tremenda a la hora de distinguir entre temperamento y carácter. Además, la selección artificial realizada posteriormente para la competencia ha hecho que estos caballos no sólo potencien estos rasgos, sino que a menudo exacerben una personalidad dominante. En general es muy fácil la distinción:

El carácter lo manifiesta el caballo durante las veinticuatro horas del día tanto en el box, como en el picadero durante su trabajo. Un caballo con mal carácter, es aquél, que al abrir la puerta de su box, nos enseña la grupa, nos guiña las orejas, nos amenaza con sus manos y su boca y nos enseña sus dientes.

El temperamento de muchos caballos suele ser característico de su raza o de determinada línea de sangre. Con frecuencia ese temperamento es nervioso, hiperactivo y dominante, característica que generalmente se asocia a las razas conocidas como de «sangre caliente». El temperamento es manifestado por el caballo, solamente durante su trabajo y consiste en la mayor o menor disponibilidad del caballo a la hora de trabajar, sus deseos, sus ganas de ir hacia adelante, su corazón, su sentir interior de compenetrarse con el sentir interior de su jinete. Algunas veces lo que se dice, es mal temperamento, es fruto de exigir al caballo más de lo que puede dar, lo cual genera defensas y resabios. 

El factor hereditario no es el único que interviene en la determinación de un temperamento dado, también existen componentes ambientales que lo modifican, lo moldean y acondicionan. Por lo tanto también tendremos que tomar en cuenta, de manera cuidadosa, las respuestas y reacciones aprendidas durante la convivencia con otros caballos, durante el adiestramiento y manejo tradicional de que ha sido objeto.

Es por estas dos razones, las genéticas y las ambientales; las innatas y las adquiridas, que la labor más difícil que enfrentan los adiestradores de este tipo de caballos -considerados como «difíciles» o «complicados»-, es la de «acondicionarlos» mediante un mejor manejo para que en el equino prevalezca la calma, la paciencia, la distensión, la disposición a colaborar y la obediencia, a pesar de que su actividad deportiva requiera  de temperamentos fuertes o «calientes».

Los caballos de sangre templada son el refinamiento de las razas de sangre fría a través de los cruces con purasangres, árabes y angloárabes. De los primeros, obtiene su tranquilidad y docilidad y de los de sangre caliente, su agilidad y ligereza.

Inicialmente se criaron ajustándose a los requisitos de la caballería y del enganche, pero a partir de los años 50´s pasaron a satisfacer la demanda de caballos de silla y recreo, convirtiéndose en los mejores caballos de competición del siglo XX. Hacen alarde de una conformación equilibrada, de unos aires correctos, elásticos y libres así como de una gran audacia y nobleza. El que sean unos equinos fuertes, sensibles y tranquilos facilita su entrenamiento.

Estos caballos son sometidos a un proceso de calificación antes de ser admitidos en el libro de orígenes de la raza. Los requisitos para entrar en este libro dependen del país, pero en general lo mínimo a tener en cuenta es la conformación, los aires, el temperamento, la actitud hacia el trabajo, el atletismo y la capacidad saltadora.

Los caballos toman el nombre de la región en la que se han criado, así encontramos el caballo de sangre templada danés, holandés, sueco, australiano, belga, británico, alemán, neozelandés, polaco y suizo. El Trakenher es una excepción,  ya que en la década de los 40´s fue evacuado de Prusia, su país de origen y actualmente se cría en todo el mundo.

Hemos dicho que el caballo de sangre templada es el cruce de caballos de sangre fría y sangre caliente, ¿pero quiénes son unos y quiénes otros?

  • Caballos de sangre fría: por lo general estos equinos son de razas pesadas de tiro, descendientes del primitivo caballo del bosque. Muestran un temperamento muy tranquilo como el Percherón o el Clydesdale.
  • Caballos de sangre caliente: son el producto de una raza que no se ha sometido a cruces externos. Son caballos ligeros de montura y de temperamento alerta y nervioso como el Árabe y el Pura Sangre Inglés.

Estas son algunas características que podemos observar en los caballos de deporte:

Una de las cualidades más importantes para el caballo de salto es su carácter, el que tenga buena disponibilidad para hacer las cosas que le pide su jinete; si reacciona de forma favorable ante las dificultades. Por ejemplo, si llega lejos al salto y tiene que hacer un esfuerzo, observar si en el siguiente salto tiene una buena actitud, con valentía, sin perder su equilibrio por desconfianza, como si nada malo hubiera ocurrido antes.

O por el contrario, reaccionar favorablemente ante errores cometidos, si derriba un salto debería emplearse más en el siguiente. Si por el contrario, vuelve a derribar, dará la impresión de no ser muy cuidadoso y no importarle hacer derribos.

Un caballo de salto puede ser un poco «caliente» si tiene una buena boca, pero debe ser manejable, pudiéndose en todo momento controlar fácilmente. Esto se consigue con la doma, aunque  hay caballos con más facilidad que otros para dejarse mandar, por su mejor boca y su carácter. Una buena boca es la que reacciona fácilmente a las indicaciones del jinete.

Cualquier caballo de salto necesita además tener un carácter que le permita utilizar al máximo sus otras cualidades. Esto implica: un grado razonable de «montabilidad», un alto nivel de «nervio» y capacidad para trabajar bajo las máximas presiones (y a menudo, condiciones físicas poco favorables).

Esto no es equivalente a tener un buen carácter. Y en verdad, si queremos un caballo que realice un recorrido exigente y que tenga cuidado de no derribar, es posible que nos encontremos con ciertas resistencias en algunas etapas de su entrenamiento. Por experiencias se puede decir que los mejores caballos de monta han sido potros difíciles de desbravar y que con frecuencia han desarrollado temperamentos «complicados» incluso alcanzando la madurez. Y lo mismo sucede con las personas; se encuentran pocas «ovejitas» entre las grandes estrellas.

Es lamentable que el carácter y el temperamento, siendo algo tan importante, sea tan difícil de evaluar a primera vista. Muchos expertos se fijan  mucho en la expresión general del caballo, lo cual podría ser el secreto de lo que normalmente se denomina «tener un buen ojo para los caballos».

Por otro  lado, se cree que los defectos de carácter pueden cambiarse más fácilmente que los defectos físicos y ésta idea es bastante justificada ya que muchos defectos de comportamiento pueden mejorar o incluso eliminarse con un buen entrenamiento y manejo, tal y como ya se ha comentado.

Un caballo pesado siempre será pesado, pero si se le pone en forma y se consigue que sea sensible a las ayudas de pierna y al «chasquido con la lengua», es fácil disfrazar el problema para alguien que no esté montando al caballo. Un temperamento «caliente» también puede modificarse por medio del trabajo, la alimentación, mucho prado y buena equitación, e incluso a algunos domadores o jinetes, la sangre caliente en los caballos parece una ventaja, siempre y cuando su punto de ebullición no se produzca a temperatura.

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